El apoyo económico de la Fundación Suiza de Ayuda para los Indígenas del Ecuador abrigó la esperanza de ofrecer el espacio adecuado y acogedor para los niños de 12 a 36 meses de la comunidad Surangay de la parroquia Huambaló. La inauguración del Centro de Desarrollo Infantil “Arnold Huber” se convirtió en la muestra de unidad, esfuerzo, gestión y deseos de contribuir con el bienestar de este sector de la población.
La necesidad del espacio propio para los niños surgió en el momento que la escuela del sector retomó las actividades educativas y se quedaron sin lugar de atención. El pedido de la reconstrucción del sitio en el que funcionaba el Programa Creciendo con Nuestros Hijos del Ministerio de Inclusión Económica Social (MIES) fue acogido en la Fundación “Dignidad y Vida” (Fundyvida) y las gestiones comenzaron con Suiza. La gestión tuvo acogida e incluso se sumó la iniciativa de cambiar el nombre del CDI y reemplazarlo con el nombre del padre Arnold Huber en honor al mentalizador de la Fundación Suiza.
“En el campo laboral
estamos cosechando el fruto por el bien de aquellos niños del centro infantil.
El camino se ve fortalecido con el respaldo de personas que siendo otro país se
sensibilizaron y contribuyeron. Agradezco a aquellas personas que de manera
desinteresada supieron dar la mano”, expresó la coordinadora del CDI “Arnold
Huber”, Daysi Bastidas. La unidad de atención es regentada por el MIES.
La entrega formal de la
obra se concretó con la presencia del presidente de la Fundación Suiza de Ayuda
para los Indígenas, Daniel Rietschin, personal de Fundyvida, educadoras y
padres de familia.
La algarabía estuvo
presente en cada detalle durante el programa de entrega-recepción. El nombramiento
de los padrinos, los recuerdos y globos con el nombre del padre Arnold Huber e
incluso la fotografía en la parte posterior de la puerta de ingreso a las
aulas. Las educadoras bajo la responsabilidad de la coordinadora observaron
todos los detalles para que los niños tengan el sitio ideal para su crecimiento
en los primeros años de vida.
“El CDI de Surangay
prácticamente estuvo en la calle, porque estuvo funcionando en la escuela que
en su momento se mantenía cerrada por disposiciones ministeriales, pero el retorno
a clases determinó la salida del centro de desarrollo. Las autoridades
parroquiales y personal respectivo presentaron la propuesta para la
recuperación del centro que en su momento funcionada para el CNH e incluso era centro
de detención provisional…lo simpático es que surgieron dos pedidos, el uno la
reconstrucción y el otro que lleve el nombre del padre Arnold Huber. Ahora es
el momento de estar felices”, expresó el director ejecutivo de Fundyvida, Luis
Velasco.
El manejo de los recursos económicos durante la reconstrucción permitió complementar el CDI con el equipamiento respectivo y inmobiliario que inicialmente no estuvo concebido. La inversión permitió ofrecer el ambiente saludable. (I)